Después de 2 meses sin cumplir con mis obligaciones blogueras cinéfilas, vuelvo a retomarlas con la recomendación del mes. Una sección a la que le tengo mucho cariño y que intenté no dejar de lado, pero que al final acabó cayendo en el pozo del olvido, como todo lo demás 😦
Este mes voy a optar por una película actual (rompiendo la tónica de las últimas recomendaciones) y creo que bastante desconocida para la mayoría, pero que al mismo tiempo la talla de sus 2 principales protagonistas era una atracción suficientemente grande como para ir a verla.
La família Savages de Tamara Jenkins
Wendy (Laura Linney) y Jon Savages (Philip Seymour Hoffman) son dos hermanos que han vivido la etapa madura de sus vidas alejados de su família intentando olvidar una dura infancia junto a su padre. Un buen día Wendy recibe la noticia de que la novia de su padre ha muerto, y éste, con demencia, no puede cuidar de si mismo. Aunque ambos hayan estado más de 20 años sin hablar con su padre, sienten la obligación de que deben cuidar de él, a pesar de los duros recuerdos de su infancia. Ahora vuelven a encontrarse, tras años sin verse, obligados a convivir y a compartir una dura experiencia que les hará revivir sus recuerdos de infancia.
Últimamente, escoger una película en la que Philip Seymour Hoffman tenga un papel protagonista es garantía de éxito seguro. Si a eso le sumamos la calidad y experiencia de la siempre cumplidora Laura Linney, obtenemos un trabajo magnífico. Y eso que la directora, Tamara Jenkins, es prácticamente una desconocida tras la cámara. Pero trabajar junto a estos 2 grandes actores debe ser bastante fácil. Supongo.
El film muestra una historia llena de humanidad, en la que todos podemos sentirnos identificados, con algún que otro toque de humor realmente genial. Y sorprendente. Es a ratos dura e intensa, aunque a simple vista no lo parezca, pero muestra también matices simpáticos y adorables que la convierten en una película diferente.
Me llamó especialmente la atención qué los 2 hermanos fuesen escritores. Parece que de alguna manera, inconscientemente, ambos personajes buscaran en la literatura una manera de evadirse de sus vidas, como buscando una realidad alternativa que les fuera más placentera. Además, les da mayor profundidad a los personajes y, al mismo tiempo, una capacidad de reflexión quizá algo desmesurada. Recuerdo la escena en la que el comedor de Jon está inundado de libros y a Wendy le resulta imposible encontrar un hueco donde sentarse.
En definitiva, una película dura y adorable a partes iguales.